sábado, 28 de febrero de 2009

A tomar por artículo (I)

Me presento, soy Joselito_Ristito, y ocasionalmente me pasaré por este blog para encargarme de la sección "A tomar por artículo". Desde aquí analizaré las cosas que pasan por el mundo y dar mi punto de vista. Sin callarme si algo me molesta, por supuesto. Prometo ser sincero y políticamente incorrecto.

En primer lugar, me gustaría hablaros del nuevo disco de Virginia (o Labuat). Tenía gran interés en conocer la obra del polémico Risto, porque es un disco hecho casi a su semajanza para la niña de sus ojos. Tanto que se quejaba de muchos cantantes y autores y ahí está él, exponiéndose a la masa social. Y la verdad, tengo que decir... que me ha sorprendido. Es un disco muy bueno, diferente... y que relaja un huevo escucharlo. Si, lo que más me ha llamado la atención es su sonido, su frescura. Es el disco ideal para cuando vienes de trabajar y te apetece relajarte con algo suave. Cierto es que hay canciones que, bajo mi punto de vista aburren un poco. Pero sólo es un par, el disco en general mola. Sobre todo me encanta la canción Defíneme sin tí... una canción preciosa donde nos muestra registros desconocidos en ella hasta ahora. Aquí os la dejo:



Y es que hace poco me entero de que Iván, el chico ese que en la academia de OT se dedicó más a rajar de Virginia que a lucirse él mismo, va a ir a Supervivientes. Aún recuerdo cuando Risto dijo esto en la gala 0 de OT el año pasado:



Ponedlo a partir del minuto 2.25 y mirad como Iván dice si, si... cuando Risto dice espero que ninguno se dedique a ir a Supervivientes para hacerse famoso y que quereis dedicaros a la música. Virginia ha demostrado que ella quiere vivir para la música, no para el espectáculo. Iván, te mereces más que nadie el premio Babuchazo sudao por el pie de un viejo con gota. Ahora, yo soy los de Tele5 y le vigilaría muy de cerca porque con lo delgadito que es el pobre va a quedarse tan delgado que podrá limpiar macarrones por dentro.

Vamos a otra cosa, he leído en el periódico que Obama va a comprar un perrito para la Casa Blanca (no, no voy a hacer el chiste de Obama y Casa Blanca...) y no ha elegido otro que un perro de agua:

¿Pero este perro como ve?

"Perro de agua" o "Perro no hace falta que lo lavemos porque no se le nota la mierda", una de dos. Pues no veas la vida que tendrá el perrito, un perrito que va a tener mejor vida que yo. Bueno, y que tú, que me estás leyendo (a no ser que me esté leyendo Dani Güiza, que ese si que tiene una buena vida... aunque ahora que pienso... no, si Güiza no sabe leer, entonces no he dicho nada...). El perrito tendrá 3 o 4 sirvientes que le limpiarán las patitas, que le harán masajitos, que le darán el mejor pienso (pienso de comida, no de pensar), los mejores juguetes. Sirvientes que le recogerán la caquita se cague a la hora que se cague. Joder, que envidia! Sólo falta que los sirvientes también le laman los huevos por él. Yo de nombre le pondría "Marley" con esas rastitas... Premio caquita de oro para este perro.

Un hombre de 36 años es detenido en Granada por chocarse contra un coche de policía. El Hombre conducía sin carnet, fumándose un porro y llevando a 10 personas en un coche de capacidad para 5... JODER!!! ¿Es que quería batir el record Guiness de incumplimientos al volante?. Ya para completar del todo la cosa podría haber alegado: "Es que como llevo un muerto en el maletero quería tirarlo antes de que se pudriera... Matilde! Saca la pipa de la guantera y dásela a este señor". Premio volante cuadrado para el conductor loco.

Una noticia que me sorprendió el otro día, Raynair quiere cobrar a sus pasajeros por usar el retrete. El presidente de la compañía, Michael O'Leary (en la foto), quiere cobrarle 1.12 euros a aquél que le entre un "apretón" en pleno vuelo.

La foto no está retocada, este es de verdad el presidente de Raynair.

Osea, ya no sólo te cobran 6 euros por un sandwich que es más pequeño que el mp4 de David el gnomo... Ya no sólo te cobran 4 euros por una latita minúscula de Coca cola, que cuando me la trajeron pensé que se habían equivocado y me habían dado la lata de la enana de Gran Hermano... Encima quieren que paguemos por mear!!



¿¿Pero esto que es?? Con todo lo que ganan ya esta gente quieren robarnos más! Pero que se puede esperar de un negocio donde cuando tienen un retraso de 3 horas lo compensan regalándote una latita de cacahuetes (verídico), como si fuéramos monos, igual... Mucho control para que no se suba ya ni agua al avión, y no te dejan ni ponerte el mp3 porque dicen que hace interferencias y molesta al piloto (verídico también). Pues nada, para aquellos terroristas que quieran destruir el mundo ya saben lo que tienen que hacer, subirse con un móvil al avión y decir: "Todo el mundo quieto!! Esto es un secuestro!! Cuidaito conmigo que he marcao el número de mi cuñao y tengo el dedo en el botón verde de llamada!!". Premio mini Coca cola caducada, agria y sin gas para el presidente de la compañía.

No me extiendo más, que tengo un par de mulatitas esperandome en el sofá con una cervecita fresquita. Prometo volver. O no...

jueves, 19 de febrero de 2009

El pensamiento negativo

Cada día me asombra más la forma de pensar que tenemos. Aún me sorprendo al ver noticias como que alguien mata a su pareja o su ex-pareja por celos (como el caso de Marta del Castillo). El amor tiene un poder tan grande que deberíamos tratarlo con mucho cuidado, porque es un arma de doble filo. Tan pronto estás por el lado que no corta que lo estás por el lado de la hoja.

Yo creo que todo parte de la forma de pensar que tenga cada uno. El amor no se aleja mucho más de lo que es la Religión. El amor son creencias que uno tiene sobre una persona, en este caso tu pareja. La idealizas en tu mente de tal forma que la haces mucho más perfecta de lo que puede llegar a serlo. Quien inventó la frase "El amor atonta" acertó de pleno.

En los primeros meses todo es muy bonito, ves a esa persona perfecta, nada de él o ella te molesta. Pero amigo, nada más lejos de la realidad. Cuando de verdad despiertas del sueño y vuelves a poner los pies en la tierra, te das cuenta que no era todo tal y como lo tenías en tu mente. "Ayyy que desengaño me he llevado con fulanit@! He vivido engañad@ todo este tiempo...".

¿Por qué duele tanto el desamor? es una pregunta que todos nos hemos hecho miles de veces, sin darnos cuenta de que la respuesta ya la sabemos... porque cierto día de tu vida te sentista igual que ahora. Todos, sin excepción, hemos pasado por algo parecido, y me explico. Cuando éramos pequeños todos creíamos en los Reyes Magos, y TODOS alguna vez en la vida (más tarde o más temprano) descubrimos la cruda realidad, que los Reyes Magos que tu tenías idealizados en tu mente, a esos a los que escribías desde que eras un pipiolo, a los que les ponías leche y turrón el 5 de enero... no eran otros que tus padres. Tardes y tardes llorando a moco tendido, sorprendido por la cruel realidad. No podías creerlo. "Ayyyy que desengaño me he llevado con los Reyes Magos! He vivido engañado todo este tiempo..." ¿No te suena?.

Pero que yo sepa ninguno de pequeño queríamos suicidarnos por eso. Ni pensamos en matar a nuestros padres por habernos mentido todo ese tiempo. Cosa que si pasa lamentablemente cuando somos adultos. Como diría Íker Jiménez: "Tenebroso, ¿verdad amigos?". Y por eso yo adoro la forma de pensar que tienen los peques. Viven en un mundo completamente diferente al nuestro. Las cosas que pasan por su cabecita son tan increibles... fuera puede haber guerras, desastres naturales... que en la mente de los niños todo se ve de una manera diferente. Ellos no saben qué ocurre y por qué, ni se lo llegan a preguntar.

Todos hemos sido pequeños (menos Iniesta que nunca dejo de serlo) y pensamos algún día así, de esa manera tan especial. ¿Dónde quedaron esas frases con rimas que decíamos todos de renacuajos?. Esos "Por mí primero y por todos mis compañeros", "Rebota, rebota y en tu culo explota", "El que lo huele, debajo lo tiene" o "¿Que miras? Los pedos que te tiras".

¿Qué pasaría si esas frases las siguiéramos diciendo ahora de adultos? ¿Por qué no seguimos pensando igual que de pequeños?. ¿Y si fuéramos a una entrevista de trabajo con la mentalidad de un niño?:

- Señor Gutiérrez, lo siento, pero no es la persona que buscamos para el trabajo.
- Ah ¿no? ¡Pues si no me das el puesto te dedico este cuesco!


¿O si fuéramos a pedirle cita a la chica que nos gusta?:

- Jessi... ¿Quieres salir conmigooooo?
- No, que eres muy feo.

- ¡Pues pa tí cuando me peo!


Y es que para que veais como todo se ve desde otra forma en la mente de un niño, os voy a contar una anécdota que me ocurrió a mi cuando tenía 10 años y de lo inocente que podía llegar a ser.

Estaba yo en mi sofá viendo a Goku mientras hacía ondas vitales cuando mi madre, que estaba haciendo la comida, me dijo: "Jose, vístete y baja abajo a la frutería por un puerro que me hace falta para la sopa. Dile que mañana se lo pago". Yo claro, ganas de bajar en ese momento... cero. Me puse mis botas de fútbol (que por aquel entonces las usaba más que Falete la faja) y bajé mientras aún pensaba como Goku podría salvar al mundo. Eran casi las 3 por lo que la frutería estaba vacía, y el señor frutero estaba de espaldas a la puerta barriendo para irse ya a casita. Yo entré, y con seguridad y voz de pito le dije:

- Juan, dice mi madre que me des un PORRO que ella mañana te lo paga.

Juan dejó de barrer, y empezó a volverse muy lentamente sin creerse aún lo que había escuchado de la voz de un niño, mirándome con una cara tal que así...


- ¿¡Que te dé... QUÉ!? - Me dijo el señor frutero.
- Un PORRO - Volví a responder seguro de mí mismo.
- Pues dile a tu madre que yo aquí no vendo esas cosas... - Decía Juan mientras miraba fuera por si alguien más estaba escuchando.
- ¿¡Cómo que no!? ¡Mi madre me ha dicho que tu aquí vendes porros! - Dije yo medio nervioso.
- Tu madre te habrá dicho un puerro... no un porro ¿no?
- Pues... no sé - dije inocente de mí.

Pues claro que era un puerro, pero mi mente inocente no sabía lo que era una cosa u otra. Las risas que me doy aún cuando recuerdo la cara del pobre frutero...

Y es que después de todo esto, llego a una conclusión y me hago dos preguntas... La primera es ¿Cuándo hemos dejado de pensar como los niños pequeños? Y la segunda es... ¿Por qué lo hemos hecho?

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¿Qué mejor manera de volver a ser niños que recordando la canción de los fruitis?



Por cierto, ¿Quién le puso los nombres a los fruitis?, ¿Estaba fumado? Porque vale que al cactus le pusiera Pincho... pero a la piña ¿!Gazpacho!? y al plátano ¿¡Mochilo!?.

lunes, 16 de febrero de 2009

Resaca de San Valentín


Como diría el gran Antonio Requena, situamos la acción en Cádiz, para conocer a David de 23 años.

"David se levanta de la cama. Lleva tres días que no quiere ni salir de su cuarto. Hace una semana que su novia se marchó de este mundo. De vuelta a su casa el sábado por la noche, un desgraciado decidió poner en peligro no sólo su vida, sino la de todos los que se cruzaran con él por la carretera, bebiendo más de la cuenta. Con la mala suerte de que la persona que lo hizo fue Marta (su novia) y su coche. Desde entonces se ha escondido en sí mismo, sin ganas de saber nada del mundo. Sin entender por qué existe gente como esa, tan inconsciente, que le importa tan poco su vida y la de los demás. Su madre intentaba aguantar las lágrimas cada vez que lo veía deambulando por la casa, le costaba, pero lo lograba. Y sin pensárselo dos veces, entra en el cuarto de David.

- David... ¿por qué no sales un poco a que te de el aire?
- No mamá... estoy bien así - decía David con la voz entrecortada.
- Hace muy buen día, ¿por qué no vas a la playa a que te de un poco el sol? - le suplicaba su madre, que se le caía el alma a los pies de verle así.

Tras varios intentos su mamá logró que David se levantara. Él se dió una ducha, cogió una manzana y su mp3 y salió a dar un paseo por la playa.

- No te olvides de que a las 8 tienes que estar en casa, que van a venir tus amigos a verte - Le dijo su madre mientras David salía por la puerta.

Cuando llevaba un rato andando, decidió sentarse en la arena a tomar un poco el sol. Vió un sitio que le gustaba y se sentó. David quitó el papel que cubría la manzana, y no dejaba de poner una y otra vez en su mp3 esa canción que le recordaba tanto a su amor mientras miraba al cielo con los ojos brillosos mientras derramaba alguna lágrima.

A unos 20 metros de él había una chica sentada con las piernas cruzadas con un libro apoyado en sus manos, con la mirada fija en el papel. Parecía muy interesada en el libro, pero algo le hizo levantar la mirada y dirigirlas hacia David. Vió como miraba hacia el cielo con la mirada perdida... como buscando una respuesta, una explicación. David volvió la cara a su derecha, y sus miradas se cruzaron. Durante tres segundos las miradas de David y la chica estuvieron en contacto, mirándose fijamente. Ella le sonrío. Él mientras bajaba la mirada, dejó escapar una leve sonrisa.

David seguía escuchando la canción, mientras miraba a la orilla. Veía a gente paseando, haciendo deporte... pero cuanto más segundos pasaban, más eran las ganas de mirar de nuevo a su derecha, y sin quererlo volvió de nuevo a mirar a la chica del libro. Veía como el viento la despeinaba, y ella con su mano derecha se apartaba su precioso pelo negro de la cara. Veía como los últimos rayos del sol del día se proyectaban sobre su piel, reflejando un tono naranja que le hacía mucho más guapa de lo que aún era. David no podía apartar la mirada de ella. No sabía qué era, pero su mente no quería apartar los ojos de la chica. Como si algo quisiera que se fijara bien en ella.

En ese momento, la chica miró a David y él, avergonzado apartó rápidamente la mirada dirigiéndola hacia el suelo mientras sus mejillas de sonrojaban. David no podía verlo, pero la chica sonrió y volvió de nuevo a su libro. Entonces, la canción que David llevaba escuchando una y otra vez sin parar, acabó... y David no le dió a reproducir, saltó a la siguiente.

Pasaron unos minutos, y David tenía unas ganas tremendas de volver la mirada, pero su timidez le impedía hacerlo. Con el rabillo del ojo, vió como ella se levantaba y se ponía una chaqueta de manga larga. La verdad que empezaba a refrescar, eran más de las siete y media y aunque David tenía frío, no quería irse de la playa. La chica recogió su libro, su bolso y empezó a andar saliendo de la playa. David vió como se alejaba... y su mirada se volvió a perder en la orilla, con la mente en blanco durante unos segundos. Mientras torcía su gesto por la marcha de la chica.

- ¡Hola! - dijo una simpática voz femenina.

David se volvió, y los ojos como cuando un niño ve los regalos de reyes, vió que era ella, la chica del libro.

- ¡Ho... Hola! - dijo David tartamudeando.
- Perdona... ¿tienes hora?
- Eh... si, son laaaas... ehhh.... las ocho menos diez.
- ¡Gracias! - le dijo muy sonriente la chica.

Y se volvió, mientras David no podía creer que la haya podido tener tan cerca, que se haya dirigido a él. El "¡Gracias!" de la chica se repetía una y otra vez en su mente, al igual que lo hacía antes la canción, cuando ella se daba la vuelta, de nuevo aparecía su sonrisa para decirle de nuevo "¡Gracias!", "¡Gracias!" y así muchas veces más.

Tras varios minutos así, David decidió que lo mejor era irse a casa. Iban a ser casi las ocho y sus amigos iban a estar esperándole. Así que cogió su mp3, se lo guardó en el bolsillo y tiró en una papelera los restos de la manzana que se había comido. Mientras subía las tablas de la playa, miraba al suelo recordando la cara de la chica. No podía olvidar su sonrisa, pero estaba enfadado consigo mismo, porque no se atrevió a decirle nada más mientras ella se iba de la playa. Pensaba que quizás no la volvería a ver, que había perdido la oportunidad de preguntarle al menos su nombre.

Pero al salir de la playa levantó la mirada, y observó a alguien sentado en un banco, su figura le sonaba. Conforme iba acercándose sus ojos iban abriendosé más, su boca más se secaba, aumentaban los latidos de su corazón... se ponía más nervioso. Era ella. Sentada en el banco con el libro en la mano. Cuando estaba a unos 10 metros de ella, la chica alzó los ojos por encima del libro... y de nuevo sus miradas se volvieron a cruzar. Esta vez no fueron tres segundos. Esta vez ninguno de los dos apartaba la mirada. David comenzó a andar más despacio, como si no quisiera alejarse mucho más. Ella le volvió a sonreir. David también sonrió.

Él pasó por delante de ella, dirigiéndose al semáforo que le llevaba a cruzar la calle para llegar a casa. Ella no dejaba de mirarle. El chico le parecía mucho más interesante que el libro que estaba leyendo. David se puso en el paso de peatones, esperando a que el semáforo se pusiera en rojo para cruzar. Estaban a 15 metros apenas, pero sus miradas estaban mucho más cerca.

El semáforo se puso en rojo, la gente cruzaba, David no. La chica miraba a David, sin decirle nada con ningún gesto, sólo la sonrisa en su cara. David puso su pie derecho en el paso de peatones mientras el izquierdo se mantenía en la acera, como no queriendo cruzar nunca. Los segundos en los que los dos se miraban parecían horas. No ocurría nada más a su alrededor. Sólo estaban ellos.

El semáforo se puso de nuevo en verde. El pie derecho de David volvió a la acera. Miró el reloj y abandonando el paso de peatones se dirigió al banco de la chica. A fin de cuentas, tampoco es tan tarde para volver a casa."
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Os pongo una canción que va un poco con este post. Habla un poco de cuando nos sentimos perdidos y no sabemos bien qué hacer.

viernes, 13 de febrero de 2009

El pie, aquel gran olvidado...

Ayer iba de camino para Jerez, que iba a quitarme una de las muelas del juicio cuando mi hermano casi atropella a un ciclista que iba a cruzar la calle, mi sorpresa fue ver que ese ciclista que sorteaba torpemente el coche de mi hermano no era otro que el Yuyu. Si amigos, el maestro carnavalero casi no canta anoche en el Falla gracias a que casi lo atropella mi hermano con el coche. Y quería rendirle homenaje al Yuyu, desde mi humilde teclado, dedicando un escrito a algo cotidiano pero poco reconocido, como son los pies. Si, porque todos tenemos dos pies con sus cinco dedos en cada uno de ellos... bueno, todos menos Juanito Oiarzabal, el alpinista más famoso de nuestro país que ha tenido la suerte de que se los hayan quitado. Si, y digo suerte, porque todos tenemos vergüenza de los dedos de nuestros pies.

Aquí vemos a Juanito contento y sonriente al cumplirse su sueño de perder los dedos de los pies. "Me hice montañero única y exclusivamente para que este día llegara, perder esos horribles dedos porruos" afirmó el montañero.

Y es que cuando llega el veranito a todos nos da por ponernos esas chanclas enseñando nuestros horribles dedos, con pelitos entre ellos, con las uñitas negras... sabemos que son feos, pero nos da igual enseñarlos... algo maravilloso. ¿A quién no le han dicho nada referido a los dedos de sus pies? "Killooooo! ¿dónde está la uña chica del pie?" "No... es que la tengo escondía jejejeje (con tus muertos). O qué chico no ha visto a una mujer despanpanante (de espectacular, no sin pan) quedando asombrado ante esos deditos que asoman por el zapato que son más feos que Mick Jagger inflando un globo.


¿Pero esta chica no ha visto que sus pies tocan el asfalto?

Existen muchos tipos de dedos, entre los que destaco el dedo "a por pan" como yo lo llamo, este dedo suele ser normalmente el dedo meñique. Lo llamo así porque está como desplazado del resto, como si quisiera escaparse del pie. Pero quizás el dedo más famoso sea el dedo porrúo, aquel dedo tosco, gordo, rudo... feo de cojones en definitiva. Y desde aquí hago un llamamiento a aquellos miembros de la RAE porque la palabra "porrúo" no se encuentra en el diccionario, y son muchas las personas afectadas por este tipo de dedo que se sienten desprotegidos porque no pueden ir al médico con confianza para decirle: "Doctor me he lesionado el dedo porrúo".


Así de asombrado quedó este chico al enterarse que la palabra porrúo no está identificada en el diccionario.


Y es que no nos cuidamos los pies, los tenemos abandonados. Como están a lo último del cuerpo pues es lo que menos cuenta le echamos. Cuando nos estamos duchando nos entra la flojera de agacharnos a darnos jaboncito en los pies y pensamos: "Bah! con el jabón que le cae ya de arriba tiene bastante". Alguno incluso acumula meses sin cortarse las uñas, que más que uña aquello parece ya una navaja albaceteña, que podría cortar el acero con la uña del dedo gordo.

Y cuando vamos a la playa, lo más ingenioso que se nos ocurre para que no nos vean lo feos que tenemos los pies es enterrar en la arena los deditos... así disimuladamente. Yo recomiendo desde aquí, que si no tienes un pie bonito (o chupable, como diría mi amigo Pablo) lo mejor que puedes hacer en verano es calzarte un buen zapato o zapatilla que lo cubra. Porque hay cosas que es mejor dejar libre a la imaginación.

jueves, 12 de febrero de 2009

La vida...

La vida… nos la dieron sin que nosotros la aceptáramos. “Algo” o “alguien” nos puso cierto día de cierto año aquí, donde estamos ahora… sin que pudiéramos decidir dónde y cuándo nacer. A veces ni siquiera pensamos en ella, en que somos más afortunados de lo que nos creemos… porque es muy valiosa, tanto… que solo existe una, y para cuando quieras darte cuenta… estás a un paso de dejarla atrás, arrugado por el paso de los años y asombrado por lo rápido que sucedió todo.

Cuántas veces hemos dicho aquello de… ¡que rápido pasa el tiempo! ¿Verdad? Conforme pasan los años nuestra principal preocupación va cambiando. Cuando eres apenas un bebé tu mayor preocupación no es más que chuparte el mayor número posible de veces el dedo gordo del pie. Cuando tienes 10 años es el marcar el mayor número de goles posible en el recreo o peinar bien a tus muñecas. Cuando tienes 15 es que tus padres te dejen salir más de las 12, y cuando tienes 18… ay amigo, aquí empiezan realmente los problemas.

A partir de esta edad empezarás a pensar más que nunca en el amor, y supongo que será el instinto el que nos lo pide. Pero el amor es el principio y final de nuestros problemas, porque somos seres incompletos, y aunque llegamos solos a este mundo, fuimos concebidos por amor… por amor de dos personas… es por eso que necesitamos de alguien que nos complemente, que nos ayude… que esté a nuestro lado.

Pero el amor le falta algo para ser perfecto… no tiene fecha de caducidad. Como los yogures. Todo sería más fácil, así no perderíamos el tiempo en sentir celos, en pedir explicaciones, en comernos la cabeza pensando si será o no será la persona de tu vida, en discusiones… dedicaríamos todo el tiempo en aprovechar hasta el último segundo para sacarle todo el jugo posible. El sentirnos querido es esencial para nosotros, porque no nos equivoquemos, aunque digamos a veces que no queremos tener pareja… el estar de picaflor aquí y allá no tiene ni punto de comparación con un desayuno… un atardecer… un viaje… una sonrisa… unos ojos… que le da sentido y valor al amor… y a la vida. Pero al amor de verdad, no al que creemos que lo es sin serlo… porque decir te quiero es muy fácil… pero a la hora de la verdad, pocos… muy pocos darían la vida por amor.

Pero bueno, ¿quién sabe?, quizás lo bueno de no tener fecha de caducidad es lo que nos permite mantener la ilusión… seguir soñando de que ese yogur que tienes en tu nevera… esta vez SÍ pueda conservarse para siempre.

Mi Cádiz...

Para el que no lo sepa, yo soy de Cádiz! y no puede faltar aquí un pequeño piropo a mi ciudad.

Como te puedo explicar, cómo es Cádiz de verdá, en solo minuto y medio. Cádiz te enamorará, sin que haya tiempo de más pa que la eches de menos. Cádiz es una pasión, que te alegra el corazón cuando tú escuchas su acento. Cádiz es la felicidad, que te da su carnaval cuando aquí llega febrero.

Y túmbate, en la arena túmbate, de estas playas tan divinas. Y olvídate, de llantos olvídate, en la ciudad de la risa. Y ya verás, que al conocer mi ciudad tú de ella nunca te olvidas. Tú es que no sabes lo que es, pasarte fuera un mes sin dejar de pensar, de mi Cádiz que será? Mientras por la carita se te caen dos lagrimones.

Me falta tiempo pa expresarme, pa decir lo que significa, si cuando tú entras por el puente toda la pena se vuelve alegría. Y pa explicarte como Cádiz puede llegar a embrujar... minuto y medio es imposible, me haría falta toda una vida... toda una vida... toda una vida!!.


Sonríe por favor!!

A veces miro al cielo y doy gracias, a lo que sea que haya allá arriba... gracias porque me siento muy afortunado... afortunado por tener dos ojos, para poder ver lo bonito que son los amaneceres en la bahía, para ver como se pierde el Sol en verano por el mar de La Caleta, por poder ver la sonrisa de mi madre cuando me ve entrar por la puerta, por ver la cara de felicidad de la gente que me rodea... afortunado por tener dos piernas, para poder viajar por Andalucía y ver lo preciosa que es mi tierra, por poder correr y hacer deporte para llenarme de vida... me siento afortunado de vivir en una parte del mundo en la que no hay enfermedades ni problemas para comer... porque puedo hablar con la persona que quiero, en el momento que quiera con solo apretar la tecla de un teléfono.

No llores porque tienes un problema... sonríe y actúa para solucionarlo! Piensa en cuantas personas de la Tierra están peor que tú, y luchan por seguir adelante. Nada merece tanto la pena para que derrames tus lágrimas. Combate cualquier problema con tu sonrisa... la sonrisa de una persona es capaz de derribar cualquier barrera que se le ponga por delante. Lucha por lo que quieres... no esperes más y hazlo! porque tienes algo muy valioso y que no dura para siempre... y es tu vida. Sólo tienes una y tienes que aprovecharla al máximo. A veces no valoramos lo que tenemos, y es realmente cuando lo perdemos cuando lo echamos en falta... la playa, el mar, un amigo, nuestra pareja, un ser querido... vive tu día como si fuera el último, y no dejes nada por hacer. Hemos nacido para ser felices... y si no te dejan serlo... sonríe y actúa!

Disfruta de este pequeño sueño que es la vida... cuida a tus amigos, conoce el amor, respeta a tu familia y consigue un buen futuro para tí y para tus descendientes... y recuerda que TÚ eres lo más importante del mundo. No dejes de ser tu mismo... y por favor... SONRÍE!.

La mente...

Que fácil es viajar con la mente. Puedo ir a cualquier lugar que me proponga en tan sólo un segundo. Puedo revivir momentos pasados... felices, tristes... que siempre están ahí... esperando a que yo los elija para salir a flote. Una mirada... en gesto... un abrazo... están todos.

Cuánto poder tiene la mente. Puedo incluso pensar en situaciones que aún no han ocurrido... pero que con su poder puedo hacerlas realidad. Sitios, personas, situaciones... cualquier cosa que me proponga. Puedo recordar personas que aparecieron en mi vida y que se fueron... personas que aunque ya no estén a mi lado físicamente, están conmigo... porque están en mi mente. Puedo recordarlas y hacer como si estuvieran conmigo. Junto a mí.

Cuánto vale la mente. No hay nada en este mundo que haga lo que ella hace. Con ella puedo volar por encima del mar... puedo sentir el rumor de las olas contra las rocas... e incluso puedo sentir como mojan mi cara... puedo sentir todo eso con cerrar los ojos e imaginarlo.

Pero también la mente es muy traicionera. Sin que tu lo quieras... sin avisar... viene a ella esa imagen que duele. Ese recuerdo de algo o alguien que te hace daño... pero que siempre aparece. ¡¿Por qué?! Sólo aparecen en tu mente aquellas personas que son o han sido muy importante en tu vida... y que te han enseñado algo muy valioso. La mente hace que las recuerdes para que no olvides aquello que aprendiste de esa persona. Hace que no te olvides de aquellas lágrimas que derramaste por un amor que no fue... para que no vuelvas a llorar. Hace que recuerdes a tu familia... para que no te olvides nunca de donde vienes. En definitiva... hace que sigas adelante.

Pero existen recuerdos que no merecen la pena que se queden en tu mente... aquellos recuerdos de atentados, desastres naturales, accidentes, desamores, muertes, dolor... que por desgracia existen y existiran en nuestra vida... y que son muy difíciles, por no decir imposible... de borrar.

Quién no pudiera tener alzheimer para según qué recuerdos... porque para algunas cosas que hay que recordar de esta puta vida, merece la pena vivir en la ignorancia. Pero la mente es muy poderosa... no hay quién pueda contra ella.